La soledad es ese estado intelectual en el que la mente se entrega voluntariamente a sus propios reflejos. El fil?sofo, por lo tanto, que retira su atenci?n de cada objeto externo a la contemplaci?n de sus propias ideas, no es menos solitario que el que abandona la sociedad y se resigna por completo a los placeres tranquilos de la vida solitaria. La palabra «soledad» no necesariamente importa un retiro total del mundo y sus preocupaciones: la c?pula de la sociedad dom?stica, una aldea rural o la biblioteca de un amigo erudito, respectivamente, pueden convertirse en la sede de la soledad, as? como el silencio sombra de alg?n lugar secuestrado muy alejado de toda conexi?n con la humanidad. Una persona puede ser frecuentemente solitaria sin estar sola. El altivo bar?n, orgulloso de su ilustre descenso, es solitario a menos que est? rodeado de sus iguales: un profundo razonador es solitario en las mesas de los ingeniosos y los homosexuales. La mente puede estar tan abstra?da en medio de una numerosa asamblea; tanto retirado de cada objeto circundante; como retirado y concentrado en s? mismo; tan solitario, en resumen, como un monje en su claustro o un ermita?o en su cueva. La soledad, de hecho, puede existir en medio de la tumultuosa relaci?n sexual de una ciudad agitada, as? como en las sombras pac?ficas de la jubilaci?n rural; en Londres y en Par?s, as? como en las llanuras de Tebas y los desiertos de Nitria. La mente, cuando se retira de los objetos externos, adopta, libre y extensamente, los dictados de sus propias ideas, y sigue impl?citamente el gusto, el temperamento, la inclinaci?n y el genio de su poseedor. Mientras paseaba por los claustros del convento de Magdalen en Hidelshiem, no pude observar, sin una sonrisa, un aviario de p?jaros canarios, que hab?a sido criado en la celda de una devota. Un caballero de Brabante, vivi? veinticinco a?os sin salir de su casa, entreteni?ndose durante ese largo per?odo formando un magn?fico gabinete de cuadros y pinturas. Incluso los cautivos desafortunados, que est?n condenados al encarcelamiento perpetuo, pueden suavizar los rigores de su destino, resign?ndose, hasta donde su situaci?n lo permita, a la pasi?n dominante de sus almas. Michael Ducret, el fil?sofo suizo, mientras estaba confinado en el castillo de Aarburg, en el cant?n de Berna, en Suiza, midi? la altura de los Alpes: y mientras la mente del bar?n Trenck, durante su encarcelamiento en Magdebourg, permanec?a incesante Ansiedad, inventando proyectos para escapar, el general Walrave, el compa?ero de su cautiverio, pas? su tiempo contento alimentando pollos. La mente humana, en la medida en que se ve privada de recursos externos, trabaja arduamente para encontrar en s? misma los medios de la felicidad, aprende a confiar con confianza en sus propios esfuerzos y gana con mayor certeza el poder de ser feliz. Por lo tanto, me pareci? que un trabajo sobre el tema de la soledad facilitar?a al hombre en su b?squeda de la verdadera felicidad. Sin embargo, indigno, como me parecen ser la disipaci?n y los placeres del mundo, de la avidez con la que se persiguen, desapruebo igualmente el sistema extravagante que inculca un abandono total de la sociedad; que se considerar?, cuando se examine seriamente, que es igualmente rom?ntico e impracticable. Ser capaz de vivir independientemente de toda asistencia, excepto de nuestro propio poder, es, lo reconozco, un noble esfuerzo de la mente humana; pero es igualmente grandioso y digno aprender el arte de disfrutar las comodidades de la sociedad con felicidad para nosotros mismos y con utilidad para los dem?s.
Категория: математика
ISBN: 9783968589350
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